Setas con propiedades medicinales
Fitoterapia

Setas con propiedades medicinales

¿Por qué algunos hongos pueden curar?

Los paleontólogos apuntan que los hongos comenzaron a poblar la Tierra, junto a las plantas, en el Siluriano; es decir, hace unos 450 millones de años. Sin embargo demostraron rápidamente ser superiores al resto de las plantas llegando a desarrollarse hongos de hasta 8 metros de altura y un metro de diámetro cuando ninguna de las plantas superaba el medio metro de alto. Son pues pobladores muy antiguos en nuestro planeta y han sobrevivido hasta hoy lo que significa que sus estrategias para seguir vivos han sido tan buenas que les han permitido superar todo tipo de avatares durante millones de años de historia geológica (algo que no puede decirse de los dinosaurios). A fin de cuentas vivir es una lucha cotidiana y cada ser viviente debe enfrentarse diariamente a muchos enemigos.

Setas medicinales

Por eso la evolución dota a cada ser vivo de armas de defensa. Y los hongos, al igual que las plantas, han desarrollado potentes defensas químicas, complejas moléculas activas que alojan en su interior y en sus membranas externas y les protegen del ataque de bacterias, virus, microbios e insectos (y de otros hongos). Las mismas sustancias que hoy aprovechamos nosotros para hacer medicamentos y defendernos porque a fin de cuentas compartimos con los hongos el 30% de nuestros genes.

Ahora bien, no debemos olvidar que no somos sólo química: también somos energía. Y las setas poseen un importante componente energético. De hecho son ante todo las recicladoras de la vida pues utilizan la materia muerta e inerte para integrarla en sus propios tejidos; es decir, de alguna forma devuelven a la vida lo que está muerto. Y esa capacidad de transformar energía potencial en energía dinámica es posiblemente lo que subyace en la capacidad curativa de las setas. Por eso algunas de ellas -como el Cordyceps- se utilizan desde hace siglos en China para recuperar enfermos convalecientes y como antídoto contra la vejez y la senilidad.

En cuanto a la bioquímica la investigación moderna ha constatado que es en buena medida la sinergia de los polisacáridos que contienen -en especial diversos betaglucanos- con otras sustancias lo que hace que los hongos tengan propiedades antitumorales y potencien el sistema inmunitario. De hecho, como luego explicaremos, todas las setas reseñadas en este artículo tienen sustancias específicas beneficiosas para la salud. Desde la lovastatina de los Pleurotus para disminuir el llamado colesterol malo hasta el NGF del Hericium que actúa potenciando la regeneración de las neuronas y de la mielina.

Sin olvidar, por supuesto, que las setas son ricas en proteínas y muchas contienen la mayor parte de los aminoácidos esenciales además de vitaminas del grupo B, minerales -como el zinc, el cobre, el selenio y el vanadio-, enzimas proteolíticas -algunas de ellas con acción fibrinolítica-, triterpenos, fenoles, compuestos aromáticos y otras sustancias, algunas de acción aún desconocida.

Los «cuatro magníficos»

Con esta mención tan cinematográfica suelen los expertos referirse a las cuatro setas más conocidas universalmente que, por eso precisamente, son las más frecuentes en las estanterías de herbolarios y tiendas de dietética. Veámoslas:

  • El Shiitake (Lentinus edodes). Se trata del hongo más estudiado y más popular terapéuticamente. Contiene un poderoso polisacárido -el lentinano- que actúa como regulador del sistema inmune y potente antitumoral. Es el hongo medicinal más cultivado del mundo siendo su principal productor y exportador China.
  • El Reishi (Ganoderma lucidum). El “rey” de las setas medicinales se produce en menor cantidad que el shiitake pero es el hongo oriental universalmente más reconocido. Potencia el sistema inmune e inhibe el crecimiento tumoral. Destacan también sus propiedades hepatoprotectoras ya que favorece la renovación de las células del hígado. Además es adaptógeno, antihistamínico, analgésico y anticolesterolemiante.
  • El Maitake (Grifola frondosa). Completa la trilogía de los hongos orientales más famosos. Sus propiedades son casi las mismas que las de los otros dos. Respecto a sus propiedades antitumorales cabe resaltar que en pruebas de laboratorio se ha comprobado que inhibe el desarrollo de sarcomas en el 98% de los ratones infectados.
  • El Champiñón del sol (Agaricus blazei Murrill). Encontrado por primera vez en las montañas del sur de Brasil sus virtudes curativas fueron estudiadas por micólogos japoneses a finales del siglo pasado encontrando que es mucho más rico en betaglucanos que los tres anteriores. En japonés se le denomina Himematsutake (Seta príncipesca).

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