Miel: Propiedades curativas
Terapias

Miel: Propiedades curativas y otros usos

En esta publicación se pretende transcribir las acciones y usos farmacéuticos y otros usos de la miel, comprobados en experiencias clínicas, científicas o de uso popular, por lo que en cada texto se hace mención a la, o las persona, que realizaron los estudios, además de poner de manifiesto los valores terapéuticos de este producto apícola.

Propiedades de la miel

La miel de abeja es el único alimento que conserva todas sus propiedades a lo largo de los años, décadas, incluso siglos, si esta bien almacenada, protegida de los rayos solares, así como la humedad, y las altas temperaturas, mayores a 60 grados centígrados, hace que pierda sus propiedades y para uso terapéutico, no habría calentarla.

Es el mejor conservante natural que existe, para frutas, verduras y otros alimentos; los romanos en tiempo del imperio lo utilizaron para conservar a los guerreros caídos, y llevarlos hasta su localidad para darles sepultura. Además también la utilizaban para dársela a comer a los jóvenes antes de su ultima noche de soltero, de aquí viene la luna de miel, con la finalidad de aumentar la posibilidad de tener un hijo varón responsable de defender el imperio, y al siguiente día se les ofrecía un exquisito, sabroso y nutritivo vino hecho de miel conocido como hidromiel. Y así como Roma la mayoría de las civilizaciones antiguas le daban algún uso a este oro líquido.

La miel es el néctar de las flores, recogidas, Procesada por las abejas y almacenada en los panales sellados por el opérculo de cera, haciendo un filtro natural para cualquier contaminante y, si así es, la abeja es la primera que muere.
Las mieles varían de color, sabor y consistencia dependiendo de las plantas, la naturaleza del suelo, el tiempo que permanece almacenada en la colmena, y el clima.

La miel es fácilmente asimilable por el organismo, tanto sus azucares como vitaminas, sales minerales y otras sustancias que contiene, por ser un alimento orgánico o natural, haciendo lo contrario los alimentos inorgánicos, ósea los industrializados, que son difíciles de procesar por el organismo.

¿Qué contiene la miel?

La miel contiene todas las vitaminas que los expertos en nutrición consideran necesarias para la salud: las del grupo B, además las vitaminas C, A y D.

Contiene todos los minerales que son esenciales para la salud: hierro, fósforo, calcio aluminio, magnesio, silicio, zinc, entre otros. Este alimento fundamental para los huesos; la miel sin procesar y sin filtrar contiene pequeños trozos de polen, que son proteína pura.

Además contiene ácidos orgánicos (tiene múltiples funciones, como la de antibacterial, catalizador entre otras); aminoácidos (precursores de las proteínas); enzimas (reguladoras de algunas funciones del organismo); y principalmente esta compuesta de las azucares fructosa y glucosa siendo esta ultima el principal alimento de las células y con las sales minerales se convierte un excelente alimento para el cerebro. Tiene un alto valor energético ya que posee 322 calorías por cada 100 gramos.

Como alimento sabroso, nutritivo y saludable para el ser humano, destaca sus bondades, en ancianos niños, convalecientes, y atletas, ya que se trata de un alimento carbohidratado o energético más aromático y digerible por esto, no intoxica la sangre como el azúcar, la cual proporciona calorías vacías sin ninguna vitamina o mineral; en comparación con la miel de abeja, que la fecha se han descubierto más de 180 sustancias distintas beneficiosas para el organismo humano. Dr Ana González Guerrero 2004. La miel debe consumirse pura, tal como sale de la colmena y extraerse por fuerza centrífuga. Es un producto tan fino y tan sensible que al calentarse; las enzimas, vitaminas y aminoácidos que contiene se alteran. Calentar o adulterar la miel es una práctica nefasta ya que matan todas las propiedades terapéuticas y alimenticias de este excelente producto natural debido a la contaminación que produce la otra sustancia.

Como consumidores, debemos saber que la cristalización de la miel es algo natural, con el tiempo, y a temperaturas alrededor de 14 grados Centígrados, pero no pierde absolutamente ninguna propiedad, es un sinónimo de pureza, (por lo que le recomendamos consumirla cristalizada) Si la desea líquida, se recomienda poner el frasco al sol, debidamente protegido con una tela obscura o papel periódico para que los rayos ultravioleta no dañen los elementos vivos de la miel.

Tomar la decisión de suplir el azúcar por miel de abeja en nuestro alimento es una sabia decisión.

En el Corán se dice «Come miel, hijo mío, porque es sabrosa y saludable». Mahoma decía: «la miel es un remedio para todas las enfermedades»; Plinio el viejo en su libro historia natural dice: «el que come miel a diario es mas longevo». Y como estos hay muchos testimonios.

La miel ayuda a calmar el apetito y en ocasiones tiene un ligero efecto aperitivo, facilita la asimilación y digestión de otros alimentos, supera la asimilación del calcio en los niños y la retención del manganeso, Ejerce una importante acción dinamógena En el hombre sano, la miel permite un mejor rendimiento físico, especialmente en los deportistas, debido a que estimula el corazón, incrementa la resistencia, favorece la recuperación facilitando los esfuerzos reiterados y prolongados y previene las recaídas.

Contrarresta en cierta medida las eventuales carencias alimenticias de aminoácidos, sales minerales y microelementos, vitaminas, etc. tiene propiedades laxantes, sedantes, antitóxicas, antisépticas, antianémicas, febrífugo y germicida, anticriptogámica y emolientes.

Su valor se ve realzado porque su rápida asimilación previene la fermentación alcohólica, no produce acides en la sangre ni en músculos, sus ácidos libres favorecen la absorción de grasas, su contenido de hierro ayuda a complementar la deficiencia de este elemento en la leche de vaca y materna.

Ha sido extensamente utilizada en la medicina por su poder germicida y anticriptogámicos, por lo que su empleo entre los Babilónicos, Egipcios, Hebreos, Asirios, Chinos, Griegos, Olmecas y otros pueblos, su uso era habitual.

Beneficios de la miel

Tratamiento de heridas

La miel posee un gran poder antibiótico y emoliente, por lo que ha sido utilizada desde siempre en el tratamiento de heridas, quemaduras, úlceras, etc., debido a su contenido en una sustancia de efecto antimicrobiano denominada inhibina (Dolci, Du & Dziao,l937). En los papiros de Eberts y Smith, que datan de antes del año 1500 a. C. ya se aconsejaba tratar con miel las heridas. Hipócrates, en su obra «Consideraciones sobre el tratamiento de las heridas», recomienda curarlas con miel Avicena, en su libro «Cánones de la medicina», escribe sobre la eficacia de la miel en el tratamiento de las úlceras profundas infectadas. Plinio el Viejo (28-70, d. C) considera que la mezcla de miel con aceite de hígado de bacalao es el mejor remedio para tratar las heridas. Según loirish (1985), el Dr. Lücke en 1933 propone tratar las heridas infectadas con un ungüento a base de miel y aceite de hígado de bacalao. El autor parte del hecho de que la miel actúa favorablemente sobre la desinfección y cicatrización de heridas infectadas, mientras que el aceite de hígado de bacalao contribuye a la regeneración del epitelio. Heinerman (1988) recomienda la aplicación de miel en el tratamiento de úlceras, lesiones herpéticas, grietas y llagas. Para las úlceras varicosas crónicas, quemaduras y lupus eritematoso, aconseja una mezcla de miel y vaselina (80: 20). También indica que de 50 casos de ulceraciones de la piel tratadas con miel, del 38-76% se curaron completamente, del 10-20% sufrieron curaciones parciales y sólo del 2-4% no tuvieron ninguna mejoría, cosa que demuestra la gran actividad cicatrizante de la miel en estas afecciones y confirma la utilización de la miel incluso en cirugía hospitalaria.

Uso cosmético para beneficio de la piel

Los antiguos tratados de medicina rusa, como comenta Ioirish (1985), reflejan numerosos consejos sobre la forma de tratar las enfermedades de la piel con miel. Indica que 27 pacientes que sufrían de forúnculos y carbúnculos, fueron tratados exitosamente con miel. Asimismo, resalta casos de curaciones de tuberculosis cutánea con la aplicación de vendas impregnadas con miel. La miel tiene una acción benéfica sobre la piel a causa de las propiedades nutritivas, emolientes y bactericidas que posee y que la convierten en un excelente cicatrizante, como hemos indicado. La miel también nutre los tejidos epiteliales y las ramificaciones nerviosas subcutáneas. Así, la miel tiene buenas aplicaciones en cosmética a causa de sus propiedades calmantes, demulcentes, antiinflamatorias, epitelizantes, emolientes, hidratantes, refrescantes y tonificantes.

Se puede utilizar en forma de lociones, geles, emulsiones, soluciones, cremas, jabones, ungüentos, stiks y pastas, entre otras formas, como indica Propersino (1988). Se considera a la miel como un buen remedio para las arrugas, según Hei¬nerman (1988), ya que proporciona suavidad y frescor a la piel. También lo dice la Dr Ana González Guerrero (2004) Recomienda su aplicación en forma de mascarillas y es un buen remedio para nutrir y rejuvenecer la piel, por contener alfahidroxiacidos, ya en la antigüedad Hipócrates y Avicena señalaban las propiedades de la miel para otorgar a la piel del rostro matices de frescor y juventud. Como se ha indicado, la miel no sólo suaviza la piel, sino que además la nutre, y la rejuvenece; gracias a su propiedad higroscópica, absorbe las secreciones cutáneas y actúa como desinfectante. Del mismo modo, la miel proporciona elasticidad y tersor a la piel, borrando arrugas y asperezas. Los baños de miel también ejercen una acción médico profiláctica sobre la piel y sobre todo el organismo en dosis de 200-250 g de miel por baño. Se pueden aplicar en baños fríos, tibios y calientes.

Dermatitis seborreica y caspa

El Dr. Al-Waili NS (Dubai Specialised Medical Centre and Medical Research Labs, P.O.Box 19964, Dubai, United Arab Emirates. waili2000@hotmail.com) investigó el uso tópico de la miel pura como tratamiento de la dermatitis seborreica y la caspa. Se seleccionó un grupo de 30 pacientes que presentaban dermatitis seborreica del cuero cabelludo, frente y tórax, se tomaron 20 varones y 10 mujeres con edades de entre 15 y 60 años de edad Estos pacientes presentaban pérdida de cabello, picazón, enrojecimiento del cuero cabelludo, ronchas secas con escamas secas, lesiones fisuradas y costrosas. A los pacientes se les indicó aplicarse diariamente una mezcla de 90% de miel pura con 10% de agua tibia y frotarse la zona en tratamiento por unos 2 – 3 min, dejar esa área cubierta por la mezcla durante 3 horas y luego enjuagarse con agua tibia.- El tratamiento se hizo durante 4 semanas. Luego se los observó durante 6 meses, en cuyo tiempo a la mitad se la siguió tratando con la mezcla de miel+agua una vez por semana. La otra mitad del grupo en estudio se la tomó como control.- Todos los pacientes respondieron favorablemente. En la primera semana del tratamiento desapareció la picazón y enrojecimiento de la zona afectada. Las lesiones cicatrizaron y en dos semanas desaparecieron completamente. Agregado a esto, los pacientes señalaron mejoría en la pérdida del cabello. Ninguno de los 15 pacientes tratados semanalmente con miel mostró reaparición de sus síntomas, mientras que 12 del grupo control sí volvieron a padecerlos, 2 – 4 meses después de haber detenido el uso local de la miel. La experiencia del Dr. Al-Waili NS, una vez más, comprueba que el uso de la miel es curativa de procesos dermatológico tan frecuentes como lo es la dermatitis seborreica y la caspa, principales causa de la pérdida del cabello.

Afecciones pulmonares

La utilización de la miel de abejas para curar afecciones pulmonares es un método conocido desde antaño. Hipócrates indicaba que una bebida a base de miel es un buen expectorante y calmante de la tos. Avicena recomendaba que al aparecer los primeros síntomas de tuberculosis se tomase una mezcla de miel con pétalos de rosa.

La miel mezclada con avellana constituye también un buen remedio para la tos crónica y favorece la expectoración. En los casos de tuberculosis está recomendado tomar miel disuelta con leche o miel mezclada con grasa animal.

En el siglo pasado, las personas que padecían las hemorragias pulmonares tomaban miel pura o mezclada con jugo de zanahoria y nabo. No obstante todo lo relatado, la verdad es que no han de atribuir propiedades curativas específicas para la tuberculosis por parte de la miel. Únicamente se puede afirmar que siendo un tonificante contribuye al hecho de que el organismo aumente la resistencia a las infecciones. Ioirish (1985) relata el caso de unos pacientes afectados de tuberculosis que tomaban 100-150 g de miel por día, observando que mejoraban su estado general, se producía un aumento de peso, una disminución de los abscesos de tos, un incremento de la cantidad de hemoglobina y una disminución de la velocidad de sedimentación de eritrocitos.

Con tres pacientes afectados de absceso pulmonar, después de la ingesta de miel se observó una mejora del apetito, un aumento de peso, una disminución de la expectoración, una regulación de diuresis y del sistema digestivo.

Salud cardiaca

El músculo cardíaco o miocardio trabaja constantemente y en consecuencia tiene necesidad de un suministro continuo de energía en forma de glucosa. La miel contiene gran cantidad de glucosa fácilmente asimilable y produce un efecto muy favorable sobre el miocardio.

En todos aquellos casos en que la cura depende de la capacidad de trabajo de corazón, está indicada la miel con la finalidad de excitar su actividad y nutrir sus células. También existen razones para suponer que la glucosa contribuye a la flebectasia (dilatación de las venas) y por eso mejora la circulación de la sangre del sistema coronario.

Según Ioirish (1985), el consumo prolongado, durante 1-2 meses, de 50-140 g de miel por día, en pacientes afectados con trastornos cardíacos, conduce al mejoramiento del estado general, a la normalización de la composición de la sangre, a la elevación de la cantidad de hemoglobina y del tono cardiovascular.

Miel y canela

Para el sistema digestivo

Numerosos autores, basándose en observaciones clínicas, han llegado a la conclusión de que la miel de abejas, sola o mezclada con los principales alimentos, disminuye la acidez gástrica. Por lo tanto, se puede utilizar como medicamento y alimento dietético en casos de afecciones gastrointestinales acompañadas de hiperclorhidria, gastritis y úlceras. Ioirish (1985) relata las experiencias del Hospital de Irkutsk en la ex URSS donde fueron tratados 600 enfermos de úlcera gástrica.

En 302 casos la enfermedad cursó de forma normal: 76 pacientes sufrían hiperclorhidria, 67 tenían una acidez normal, 54 presentaban hipoclorhidria y 24 se quejaban de aclorhidria. El tratamiento clásico, dieta y medicamentos, Llevó a la convalecencia del 61% de los enfermos y persistieron los dolores en el 18%.

En cambio con el tratamiento con miel se proporcionó la cura del 79,7 al 84,2% de los enfermos y cuando terminaron el tratamiento sólo el 5,9% presentaba dolores. Los exámenes radiólogos mostraron que las úlceras habían desaparecido en el 29% de los enfermos sometidos al tratamiento clásico y en el 59,2% de los que fueron tratados con miel. El tiempo de hospitalización de los enfermos tratados por el último método fue por término medio más corto. Además se observó que la miel actuó como tónico general del organismo y se observó un aumento de peso, mejorando la composición de la sangre, normalizando la acidez del jugo gástrico y una disminución de la irritabilidad del sistema nervioso. Se ha demostrado que la miel de tilo disminuye la secreción de jugo gástrico. El mismo autor citado anteriormente recoge las experiencias del Hospital Ostroúmov de Moscú sobre 155 pacientes y llega a conclusiones semejantes: la miel normaliza la acidez y la secreción del jugo gástrico, suprime la pilos dolores.
En el caso de úlceras gástricas, la miel ejerce un doble efecto. Por un lado tiene una acción local que favorece la cicatrización de la úlcera de la mucosa gástrica semejante a la que ejerce sobre las heridas y ulceraciones externas. Por otro lado, tiene una acción fortificante de todo el organismo, sobre todo del sistema nervioso.

Este último efecto es de gran importancia, ya que hay una influencia marcada de la disfunción de los receptores del estómago con la aparición de este tipo de dolencias. Como terapéutica se recomienda tomar miel como un medicamento 1,5 ¬- 2 horas antes de desayunar y 3 horas después de cenar.Un efecto excelente se consigue al tomar miel diluida en agua tibia. El consumo de esta solución contribuye a la dilución de la mucosa de las paredes gástricas y a la rápida absorción de los azúcares sin irritar el intestino. Además provoca una disminución de la acidez gástrica. Contrariamente, una solución fría de miel, aumenta la acidez y disminuye el peristaltismo. El consumo de miel inmediatamente antes de comer también estimula la secreción de jugo gástrico. La miel también tiene propiedades terapéuticas eficaces en ciertos problemas de asimilación o de insuficiencia digestiva.

Por sus propiedades antisépticas, su acción sobre la flora intestinal es destacable, especialmente en lactantes. En los problemas de estreñimiento una cucharada sopera de miel acompañada de fruta es lo más aconsejable como remedio natural.

Heinerman (1988) considera la miel como antidiarreica y la recomienda en caso de diarreas y disentería, aprovechando su poder antibiótico. También Chezeries (1982) destaca estas acciones de la miel sobre el estómago y el aparato digestivo en general.

Una mezcla de fibras alimenticias con miel contra los ardores de estomago y el reflujo esofágico. Dr. Th. POSTMES Biomedical Research Foundation, Maastricht, En ocasiones, el alimento puede resultar particularmente perjudicial para el estómago y el esfínter esofágico inferior (EEI).

Si la válvula del EEI se relaja, el líquido gástrico penetra en el esófago hasta trescientas veces al día. En sentido estricto, el reflujo esofágico no es una enfermedad sino un acontecimiento fisiológico muy corriente. No obstante, cuando la mucosa esofágica permanece por largo tiempo en contacto con el jugo gástrico, la inflamación se instala.

Los ardores de estómago pueden ser dolorosos y confundir a uno (¿estoy mal del estómago o me falla el corazón?). Como quiera que sea, la sensación es muy desagradable. Las comidas pesadas, el alcohol, el tabaco y, por supuesto, el estrés no hacen sino complicar todavía más las cosas.

Una mezcla recientemente puesta a punto y registrada de fibras alimenticias (FA) y miel se reveló como un buen remedio para los ardores de estómago, debido a su acción estimulante del peristaltismo de todo el tubo gastrointestinal. Actúa asimismo sobre el EEI que, de hecho, es el órgano que se opone al reflujo gástrico (regurgitación).

La miel protege la mucosa gástrica y favorece el ataque contra Helicobacter pylori, la bacteria responsable de la aparición de las úlceras gástricas (pépticas). Las fibras alimenticias estimulan el sistema digestivo, la duración del tránsito de los alimentos es más corto y las cámaras permanecen blandas.

Resumiendo, la mezcla de miel y fibras alimenticias activa los movimientos peristálticos, la eliminación de la bilis y aseguran el buen funcionamiento del esfínter esofágico inferior. Calma la mucosa gástrica irritada y cura eficazmente los ardores de estómago. Las infecciones de la zona intestinal son comunes a través del mundo, afectando a la gente de todas las edades. La diarrea infecciosa exacerba deficiencias alimenticias de varias maneras, pero como de cualquier infección, se aumenta la demanda calorífica.

Las infecciones de la zona intestinal son comunes a través del mundo, afectando a la gente de todas las edades. La diarrea infecciosa exacerba deficiencias alimenticias de varias maneras, pero como de cualquier infección, se aumenta la demanda calorífica.

Ayuda a reducir los síntomas de estreñimiento y diarrea

Siguiendo con las acciones de la miel a nivel intestinal, también es aplicable a personas estreñidas ya que por su contenido en acetilcolina estimula el peristaltismo del intestino.

También tiene un ligero efecto aperitivo que facilita la digestión y asimilación de otros alimentos, al ser de asimilación rápida, no produce fermentación alcohólica. Sus ácidos libres ayudan a la absorción de las grasas. En los casos de diarreas bacterianas es de suma utilidad por su efecto antibiótico.

Además debe utilizarse junto al yogurt en pacientes sometidos a tratamientos con antibióticos que producen disbacteriosis. La combinación de miel y yogurt repondrá la flora intestinal vaciada por los antibióticos, con evidente mejoría de la diarrea y del estado general del paciente.

Al regularizar el tránsito intestinal aumenta la eliminación de toxinas lo que se refleja en la mejoría y embellecimiento de la piel. Ref. Apiterapia Hoy en Argentina y Cuba Dr. Julio César Días

Gastritis y úlceras de estómago

Uno de los mejores usos de la miel, que se encuentra poco conocido y muy mal interpretado es su efecto cicatrizante e inhibidor de la acidez estomacal en gastritis y úlceras. Es necesario comprender el funcionamiento normal ( y anormal) en un estómago para entenderlo. Normalmente el estómago tiene jugos muy ácidos para realizar el proceso de digestión. También tiene una protección (mucosa) para que estos ácidos no lo ataquen. Tanto las gastritis como las úlceras de cualquier origen, afectan esta mucosa permitiendo que el estómago se autodigiera. Paralelamente a ello suele haber una mayor secreción de ácidos. Por los mecanismos de retroalimentación del organismo, si se ingiere una sustancia alcalina ( contrario al ácido), habrá un alivio temporario y luego la reacción de ese organismo –para compensar- será aumentar el ácido. Este es el efecto «rebote», por lo cual se dejó de lado hace tiempo las dietas lácteas, (alcalinas) y deberían dejarse también los antiácidos aún no provocando el «rebote», solo se lograría un alivio sin mejoría del problema de base. Los ácidos orgánicos débiles, (fruta y miel) pueden dar una sensación de mayor También aportan vitaminas (las frutas) y un amplio poder cicatrizante (la miel) con lo que se pasa de un alivio a un tratamiento curativo. Si todo ello fuera poco, hoy se sabe de la capacidad antibacteriana de la miel frente al Helicobacter Pylori, bacteria que hoy se la conoce como responsable de gran parte de los inconvenientes de las úlceras y gastritis; con probable relación con el cáncer gástrico. A algunas personas le da acidez temporaria. En realidad lo que ocurre es que sobre la base de su higroscopía (capacidad de absorber humedad ) la miel deshidrata la mucosa del estómago (cuando este está vacío) contrayéndolo y causando solo la sensación de acidez. Este efecto dura pocos minutos.Ref. Apiterapia Hoy en Argentina y Cuba Dr. Julio César Días.

Estudios clínicos han demostrado que la miel reduce la secreción de ácido gástrico. Además las úlceras gástricas han sido tratadas con éxito con el consumo de miel como complemento dietario. En 600 pacientes con úlcera gástrica a los que se les administró miel en forma oral, se consiguió un indice de recuperación del 80%.

Afecciones hepáticas

La acción de la miel sobre las afecciones hepáticas viene marcada por la relación glucosa/fructosa que contiene. Estos azúcares son muy fácilmente absorbidos y posteriormente pasan con mucha rapidez al torrente sanguíneo. La glucosa se absorbe rápidamente, lo que provoca una creación casi instantánea de energía que el cuerpo necesita.

La fructosa se absorbe más lentamente, manteniendo los niveles de azúcar durante un tiempo prolongado. En la práctica clínica se está utili¬zando la miel en los tratamientos de enfermos del hígado. Su alto contenido en fructosa consigue curaciones más convincentes que las de la glucosa sola.

Este efecto se explica porque la fructosa activa los procesos de combustión de azúcares para la producción de energía y se calcula que acelera 10 veces su velocidad de reacción. Con todo esto se consigue un aprovechamiento mayor de los otros azúcares y se necesita menos trabajo del hígado, al gastar menos glucógeno.

En el metabolismo hepático, la glucosa de la miel se transforma en glucógeno hasta un 29%.Ioirish (1985) señala que en los hospitales y clínicas de la antigua URSS se estaba utilizando la miel en casos de afecciones de hígado y de las vías biliares. Se recomienda mezclarla con ricota, papillas de cereales y manzana.

Este mismo autor también destaca la influencia de la miel, el polen y la jalea real en los regímenes alimentarios de los enfermos con diversas afecciones hepáticos. Destaca que las sales minerales, ácidos orgánicos, vitaminas, hormonas, enzimas, agentes antibióticos y otros elementos de la miel ejercen una gran función en los procesos vitales que se desarrollan en el hígado y en todo el organismo.

También indica que a los convalecientes a los cuales se les daba de baja del hospital, se les recomendaba tomar todos los días para desayunar 50 g de miel y una cucharadita de jalea real y por la tarde una cucharadita de miel y polen. Chezeries (1985) también recomienda tomar miel en las insuficiencias hepáticas. Señala que así se favorece la eliminación del alcohol de la sangre y ayuda a paliar los efectos del alcoholismo y de la intoxicación etílica.

Afecciones renales

En diversas publicaciones médicas se mencionan estudios sobre las propiedades curativas de la miel en casos de afecciones renales. Se recomienda que los enfermos con afecciones renales introduzcan la miel en su dieta, particularmente en casos graves.

Su eficacia en este caso se explica por el hecho que contiene pocas proteínas y está casi libre de sales, que son las dos sustancias contraindicadas en el caso de afecciones renales. Se recomienda sobre todo para edulcorar infusiones de plantas diuréticas.

Actualmente los médicos recomiendan en casos de enfermedades renales tomar miel con infusiones de rosa mosqueta y jugo de rábano. Los especialistas consideran que el estado enfermizo de riñones, vejiga y vías urinarias con lleva a un malestar general de todo el organismo, quedando afectadas las actividades del corazón, hígado, sistema nervioso y sistema endocrino.

En estos casos la miel ejerce un efecto beneficioso ya que es una solución hipertónica que aporta el 37- 40% de glucosa. La glucosa se absorbe con facilidad y alimenta las células de muchos órganos, regula el equilibrio osmótico de la sangre y los tejidos, pudiéndose utilizar también como diurético. Chezeries (1982) recomienda la miel en casos de incontinencia nocturna de los niños, ya que al ser un pro¬ducto higroscópico tiende a la absorción de agua.

Para tratar enfermedades de alteraciones del sistema nervioso

En medicina popular se conocen desde hace mucho tiempo las influencias benéficas que tiene la miel sobre el sistema nervioso. Las observaciones clínicas han mostrado que las soluciones hipertónicas de glucosa en inyección dan rápidos resultados en el tratamiento de ciertas afecciones del sistema nervioso.

Generalmente, ya después de las tres primeras inyecciones se observa cierta mejoría subjetiva: disminución de los dolores de cabeza, mejoría de la visión, etc. Ioirish (1985) cita el tratamiento con miel en pacientes que sufrían corea o baile de San Vito, con molestas contracciones convulsivas en los músculos.

Señala que se obtuvieron, después de tres semanas de tratamiento y prescindiendo de otros tipos de medicación, muy buenos resultados. Los pacientes recuperaron el sueño normal, desaparecieron los dolores de cabeza, disminuyó la astenia, la irritabilidad y se recobró el ánimo.

A las personas nerviosas extenuadas o fatigadas, con el fin de recuperar su estado normal, se les recomienda que tomen por la tarde un vaso de agua caliente con una cucharadita de miel y el jugo de medio limón o media naranja (Heinerman, 1988).

Chezeries (1982) considera a la miel con propiedades somníferas, relajantes e inductoras del sueño, por lo que la recomienda en la dieta habitual de los pacientes afectados con insomnio crónico.

En Egipto la miel de abejas eran consideradas como uno de los remedios más eficaces para curar las numerosas afecciones de los ojos, como lo demuestra el papiro descifrado por Ebers. Avicena recomendaba miel con jugo de cebolla, trébol y grama para el tratamiento de las enfermedades de los ojos, señalando que aclaraba la capacidad de la vista. Ioirish (1985) destaca diversas experiencias en los hospitales soviéticos sobre la acción terapéutica de la miel en las afecciones oculares, sobre todo inflamaciones y quemaduras.

Aconseja tratar la inflamación de los párpados, conjuntiva y córnea, las úlceras y demás afecciones de los ojos, con una pomada a partir de miel de eucalipto. Relata este mismo autor las excelencias de la miel en la curación de enfermos con queratitis aguda y escrofulosis.

Las mejoras observadas en estos pacientes fueron: disminución de los procesos inflamatorios, mejoría de la visión y desaparición de síntomas subjetivos desagradables. Se ha de resaltar que para tratar enfermedades oculares, se ha de utilizar miel estéril de panal.

Otros autores como Chezeries (1982) se hacen eco de la actividad terapéutica de la miel en las irritaciones de los ojos y recomiendan su uso en forma de instilaciones hechas con miel y agua hirviente.

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