Cómo afecta el clima frío al sistema inmunológico
Nutrición

Cómo afecta el clima frío al sistema inmunológico

¿Sabías que los adultos sufren un promedio de dos a tres resfriados al año? La época más propicia para ello es entre los meses de septiembre y mayo. Estas infecciones suelen afectar directamente a las vías respiratorias superiores, centrándose en la zona nasa y la garganta.

Cabe señalar que estos refriados suelen ser leves, causados ​​por más de 200 variedades de virus respiratorios. No obstante, pueden volverse peligrosos y derivar en bronquitis o neumonía, o incluso propagar bacterias a los oídos y los senos nasales. Por ello, es importante que conozcas el papel que desempeña el clima frío a la hora de caer enfermo o debilitar tu sistema inmunológico.

El aumento de los resfriados en invierno

Los científicos han estudiado este fenómeno durante décadas, sin saber exactamente por qué aumentan las enfermedades respiratorias durante los meses más fríos. Las causas principales, tras años de investigación, parecen ser desde la calidad del aire interior hasta el contacto más cercano con otras personas cuando estas permanecen en el interior.

Además, existe una razón biológica por la que las personas tienden a enfermarse con más frecuencia a medida que bajan las temperaturas. Algunos expertos señalan el estrechamiento de las vías respiratorias (broncoconstricción) y la supresión de las respuestas del sistema inmunológico como la causa más común.

Cómo ingresan los virus en tu organismo

Los virus a menudo ingresan por las fosas nasales cuando respiras o te tocas la nariz con ciertos gérmenes en las manos. Cuando esto sucede, las células nasales liberan pequeñas bolsas llamadas vesículas extracelulares (VE) que actúan como señuelos, uniéndose a los virus y evitando que infecten tus células. Sin embargo, las bajas temperaturas reducen la cantidad y la eficacia de las VE.

Además, una molécula específica, miR-17, dentro de las VE que actúa como un arma para matar virus disminuye cuando estás expuesto al frío. Esto puede hacer que seas más vulnerable a las infecciones.

Cómo prevenir un resfriado

Los síntomas más comunes del resfriado son el dolor de garganta, la secreción nasal, la tos y los estornudos, entre otros. Generalmente, estos síntomas alcanzan su punto máximo en uno o tres días y duran entre una semana y diez días. Puedes mantenerte libre de resfriados siguiendo una serie de hábitos que incluyen higiene, nutrición, sueño y reducción del estrés:

  • Fortalece tu sistema inmune con suplementos

Tomar suplementos alimenticios en invierno puede ayudar a obtener la cantidad suficiente de los nutrientes que necesitas para reforzar tu sistema inmunológico. Algunos de los más comunes son la vitamina C, los probióticos y el zinc. Sin embargo, son muchos más los complementos nutricionales y las fórmulas naturales que te pueden aportar importante beneficios para tu salud durante los meses más fríos.

  • Practica una buena higiene

Esta puede ser la primera defensa contra los virus, así podrás evitar que estos ingresen en tu cuerpo. Por lo tanto, es fundamental mantener un lavado de manos continuo, usando agua tibia y jabón, especialmente antes y después de comer e ir al baño. El desinfectante de manos también es una excelente opción para poder acabar con los virus. Por otra parte, los guantes y las mascarillas podrían ayudar a reducir el riesgo de transmitir el resfriado a otras personas, por lo que si tú o alguien en tu hogar está enfermo es recomendable que hagáis uso de ellos.

  • Sigue una dieta rica en nutrientes

La alimentación es la base de una salud óptima. Sin ir más lejos, los macro y micronutrientes, junto con los fitoquímicos, afectan la forma en que tu organismo se defiende de invasores como bacterias y virus. Una dieta rica en nutrientes, como la dieta mediterránea, aumenta los recursos que tu cuerpo necesita para defenderse de los resfriados y otras enfermedades que afectan a tu sistema inmunológico.

  • Proteínas: Los aminoácidos en las proteínas (L-arginina y L-triptófano) son importantes para el funcionamiento adecuado de los macrófagos (glóbulos blancos) en el sistema inmunológico, entre otros beneficios.
  • Vitaminas y minerales: Las vitaminas como la A y el zinc ayudan a mejorar la respuesta inmunológica e intervienen en la división y el crecimiento celular. Asimismo, las vitaminas el grupo B contribuyen a una respuesta inflamatoria saludable y apoyan la actividad de las células inmunitarias.
  • Ácidos grasos poliinsaturados: Los omega 3 y 6 ayudan a construir las membranas celulares, regulan diversas funciones corporales y desempeñan un papel en el sistema inmunitario, reduciendo la inflamación.
  • Regula el estrés y el ciclo del sueño

Un sueño saludable y el control del estrés permiten que tu cuerpo utilice recursos para prevenir y combatir virus e infecciones. Si no duermes bien (unas 7-8 horas diarias) podrías causar desequilibrios en las hormonas del sueño y del estrés, limitando la hormona del crecimiento, fundamental para la reparación. Incluso las bacterias intestinales se verán afectadas por el sueño y el estrés, lo que también afecta a tu sistema inmunológico.

Antes de cambiar tu estilo de vida o recurrir a la suplementación es preferible que acudas a tu proveedor de atención médica para que te pueda asesorar de manera personalizada. Estos consejos pueden favorecer tu salud inmunológica, pero hay casos en los que es imprescindible contar con un profesional de la salud para que te guíe de forma segura y eficaz.

Referencias

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