Pautas para detectar, prevenir y tratar las molestias digestivas
Nutrición

Pautas para detectar, prevenir y tratar las molestias digestivas

Cada día aumenta el número de personas que sufren molestias digestivas: acidez, reflujo, gastritis, digestiones pesadas, gases, estreñimiento, heces líquidas, etc. A veces, estas molestias son tan intensas que llegan a condicionar la vida diaria.

Afortunadamente las pruebas diagnósticas son cada vez menos invasivas y permiten detectar fácilmente intolerancias, problemas de absorción y sobrecrecimientos bacterianos. Pero, aún con un diagnóstico claro y un listado de alimentos (los permitidos y los prohibidos) en sus manos, el paciente no siempre sabe organizar un menú saludable capaz de evitar déficits nutricionales.

Detección y prevención de trastornos digestivos

Otra categoría la forman aquellos pacientes a los que se les ha diagnosticado síndromes o cuadros cuyo origen es desconocido, como el síndrome del intestino irritable (en sus diferentes versiones) y el colon irritable o bien alguna enfermedad inflamatoria con origen autoinmune, como el síndrome de Crohn y la colitis ulcerosa.

Estos trastornos también deben de ser abordados desde un punto de vista nutricional, pero es más difícil saber qué alimentos evitar y cuáles no. Al final, en la mayor parte de los casos, se acaba aconsejando una dieta FODMAP la cual mejora sensiblemente los síntomas, aunque estos vuelvan a aparecer en cuanto se deja de seguir las pautas. Además, FODMAP excluye una gran cantidad de alimentos esenciales, por lo que no se debe seguir indefinidamente. El objetivo de esta dieta es trabajar minuciosamente en la reintroducción con el fin de individuar qué alimentos (y qué cantidad) desencadenan los síntomas. Esta práctica es larga y tediosa, y son pocos los pacientes que están dispuestos a seguirla.

Los grandes avances que estamos teniendo sobre el conocimiento del ecosistema intestinal y su influencia sobre la actividad de nuestro sistema inmunitario y estado de salud en general, están abriendo nuevas vías de terapia con resultados bastante aceptables. No todos los pacientes logran curarse al 100%, puesto que muchos de ellos seguirán siendo delicados desde un punto de vista digestivo, pero es posible lograr una remisión importante de los síntomas.

Apoyo nutrición para la salud digestiva

Un primer paso para recuperar el bienestar digestivo es un abordaje nutricional que cuide qué comemos, cuándo comemos y qué alimentos comemos en los diferentes momentos del día. Pequeños o grandes cambios en nuestra forma de vivir suponen, a menudo, la diferencia entre salud y enfermedad. Para obtener soluciones duraderas hay que individualizar al máximo el caso clínico, abordar el estilo de vida y añadir algo de suplementación, si fuese necesario.

Salud bucal

La boca es el punto de partida de nuestro sistema digestivo. Es importante vigilar el estado de nuestros dientes, encías y mucosas. A este respecto:

  • El cepillado es una acción fundamental ya que rompe, por acción mecánica, el biofilm que crean las bacterias. No olvidemos que las bacterias que viven en nuestro sistema digestivo pueden translocarse, en cierta medida, al interior de nuestro organismo alternando su funcionamiento. Aunque su mayor influencia está determinada por las sustancias que ellas producen, estas penetran en nuestro cuerpo y pasan la barrera hematoencefálica ejerciendo una acción inflamatoria o antiinflamatoria según los casos. En la boca, concretamente puede proliferar la Porphyromonas gingivalis, un patógeno clave en la formación de la peridontitis, o el viridans, que puede infectar las válvulas cardíacas y causar endocarditis.
  • Leyendo esto podríamos caer en el error de pensar que necesitamos utilizar diariamente colutorios antisépticos. En realidad, su uso está aconsejado para momentos puntuales de infección, pero su abuso altera el ecosistema bucal y digestivo diezmando los microorganismos beneficiosos.
  • Los dentífricos, por su parte, están compuestos por polvos minerales con efecto abrasivo para romper el biofilm bacteriano. A esto se le añade algo de detergente que haga espuma, algún aceite de menta y otros aromas para ofrecer un buen sabor y algún factor humectante para que no se seque. La cantidad de flúor contenida es un punto importante a tener en cuenta cuando debemos elegir nuestro dentífrico.
    • Consejo de uso: para que el flúor pueda actuar sobre los dientes, primero deberíamos cepillarnos y pasar el hilo interdental. Para después, untar nuestros dientes con una fina capa de dentífrico y dejarlo así durante unos minutos antes de enjuagar.
  • Si queremos una opción más natural podemos utilizar dentífricos ecológicos o bien cepillarnos con agua y enjuagarnos con aceites esenciales de sésamo o coco. La acción antibacteriana de estos productos es menos agresiva que la de los colutorios antisépticos. También podemos buscar recetas para preparar en casa nuestro propio dentífrico.
  • En el caso de que tengamos inflamación o infección es posible recurrir a probióticos específicos para la boca (con salivarius K12 y M18, L. salivarius, entre otras).

Acidez o ardor

Se produce cuando el cardias (la sección que tenemos entre el esófago y el estómago) no funciona correctamente. En esta sección tenemos una válvula que se abre para permitir el paso del bolo alimenticio al estómago. Su estado natural es estar cerrado para evitar que el ácido gástrico y la comida suban hacia el esófago.

El reflujo es una de las molestias más comunes, de ahí que tengamos una amplia oferta de productos antiácidos y que el omeprazol sea el medicamento más consumido en España. Reducir el reflujo es importante puesto que la mucosa del esófago no está preparada para protegerse del ácido.

Pero, el uso de los antiácidos debe ser puntual y controlado. Su abuso altera el pH gástrico, haciéndolo demasiado alcalino lo que impide el cierre total de la válvula, la cual tiene su correcto funcionamiento en la diferencia de pH entre esófago y estómago. Si el cierre no es adecuado acaban subiendo los vahos ácidos que perpetúan la acidez. En estos casos no es el exceso de acidez el que origina los síntomas, si no su déficit (estado de hipoclorhidria).

Siempre debe hacerse una valoración individual del origen del síntoma. Como consejo general, se deben evitar alimentos muy grasos e irritantes para el estómago y seguir un adecuado estilo de vida.

Reflujo

Puede manifestarse con o sin acidez y se caracteriza por la subida de alimentos hacia el esófago y la boca. La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede requerir intervención quirúrgica.

Sugerencias generales: evitar las comidas copiosas antes de acostarse. Además, después de las ingestas principales es aconsejable andar unos 20 minutos. Las demás directrices son comunes a la gastritis.

Gastritis

Gastritis

Sucede cuando se irrita la mucosa del estómago. Esta irritación puede ser puntual o crónica y tiene una sintomatología variada, pues puede originar acidez, reflujo, náuseas o vómitos. Suele presentarse con dolor más o menos intenso en la zona epigástrica, que puede llegar a ser invalidante.

¿Por qué se origina? Las causas son diversas, desde el abuso de medicamentos antiinflamatorios a un fuerte estado nervioso o de ansiedad, infecciones víricas o por Helicobacter pylori, abuso de tabaco, alcohol o alimentos muy picantes, cuadros de autoinmunidad o una mezcla de varios de ellos.

¿Cómo tratarla? Lo ideal sería averiguar la causa y poder actuar sobre ella. No obstante, cuando el origen está en diferentes factores puede acabar castigando el estómago. Por lo tanto, la solución se encuentra en los cambios en el estilo de vida.

A nivel nutricional debemos evitar:

  • Alimentos irritantes para el estómago, como el café, los cítricos, la cebolla, la salsa de tomate, el chocolate, etc.
  • Los alimentos ácidos, muy calientes o demasiado fríos.
  • Comida rápida, comida preparada congelada y carnes procesadas.
  • Refrescos con gas y zumos industriales.
  • Los fritos y los alimentos muy ricos en grasa, como algunos quesos o carnes.

Al mismo tiempo, debemos incluir alimentos protectores de mucosa como, por ejemplo, el boniato, la remolacha, la calabaza o la zanahoria cocida, infusiones digestivas, como la manzanilla u otras hierbas, además de comer despacio, masticar bien y perder peso, si fuese necesario.

Es oportuno valorar la aportación de suplementación favorecedora de la regeneración de la mucosa, así como la aportación de sustancias antiinflamatorias que reduzcan la inflamación gástrica.

El buen funcionamiento del estómago es básico para el proceso digestivo. La bajada del pH que se genera al comer es el primer estímulo para la segregación de enzimas pancreáticas y de bilis que se verterán en el intestino delgado para continuar con dicho proceso. Por ello, si sufres alguna afección del estómago, es probable que también tengas otras molestias digestivas.

Dispepsia

Es un trastorno de la digestión que aparece después de las comidas y cuyos síntomas más frecuentes son náuseas, pesadez y dolor de estómago, ardor y flatulencia. Como vemos, los síntomas son parecidos a los vistos en otros problemas, de ahí que las molestias digestivas sean tan complicadas de tratar.

Gases

Los sufre gran parte de la población y, en especial, la femenina. Los diferentes tipos de gases nos pueden orientar hacia el origen del problema.

Se diferencian según el momento en el que se manifiestan, el olor que desprenden y si van acompañados de diarreas o estreñimiento. También pueden estar relacionados con el sobrecrecimiento de un tipo de bacteria u otra. Por ejemplo, la típica hinchazón que crece a lo largo del día nos podría estar indicando que estamos frente un caso de SIBO (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado) en el que bacterias del intestino grueso se instalan en el delgado, donde fermentan y se reproducen.

El estilo de vida y la alimentación que sigue la persona nos ayudará a entender mejor el cuadro. Una buena historia clínica es importante para entender si el problema necesita la intervención de un gastroenterólogo o si es abordable con determinadas pautas nutricionales y suplementación ortomolecular.

El sistema digestivo es muy sensible y complejo, de ahí que la mayor parte de las intervenciones nutricionales incluyan la retirada de alimentos muy fermentativos o irritantes para el intestino y requieran un tiempo para ser efectivas. A la par de esta retirada hay que valorar la suplementación con algún multivitamínico.

Diarrea

Otro síntoma inespecífico que puede estar detrás de intolerancias, inflamación intestinal, desorden en la flora y fauna (denominada disbiosis intestinal) u otros cuadros. En estos casos, nuevamente, es importante realizar una historia clínica que nos permita entender el estilo de vida y el tipo de alimentación que sigue el paciente. Además, se deberían analizar las características propias del síntoma para poderlo derivar si fuese necesario.

Las pruebas diagnósticas nos pueden tranquilizar a la hora de descartar patologías mayores o intolerancias, pero en esos mismos casos el problema sigue presente y la búsqueda del “alimento que sienta mal” acaba siendo una obsesión. También puede orientar la intervención investigar si hay otros síntomas inflamatorios asociados, como cefaleas o migrañas. En cualquier caso, se retirarán los alimentos irritantes para el intestino o aquellos con acción colerética.

Estreñimiento

Es una disfunción frecuente agravada por el estilo de vida occidental. El sedentarismo, la falta de fibra, hidratación y tiempo influyen negativamente sobre nuestro tránsito. Debemos entender que no somos máquinas y que nuestro organismo ha sido diseñado para moverse, comer fibra, beber agua, tener tiempo libre, relajarse y vivir, pero no solo en el fin de semana o en vacaciones, sino todos los días. Si no tenemos tiempo material para dedicarnos a una función tan básica e importante ¿cómo esperamos que nuestro cuerpo responda en cuanto a salud?

El estreñimiento también puede ser causado por una disbiosis intestinal. La historia clínica nos ayudará a discernir los orígenes de este desajuste y la eventual intervención médica. Fisiológicamente el no eliminar las heces a su debido tiempo implica una cierta toxicidad, de ahí la importancia de recuperar la regularidad lo antes posible.

A nivel nutricional habrá que intervenir con alimentos o suplementación colerética, además de fibra, movimiento, hidratación y relajación.

Enfermedades inflamatorias intestinales

En el caso del colon irritable o del síndrome del intestino irritable, habrá que desinflamar al máximo el intestino. Para ello, es importante favorecer una correcta repoblación de la flora intestinal a través de la aportación de probióticos específicos, mejorar la mucosa, la alimentación y el estilo de vida.

En aquellas enfermedades con origen autoinmune, además, habrá que incrementar la aportación de alimentos antiinflamatorios, reducir los alimentos más activadores del sistema inmune (como el azúcar) y reconducir el estilo de vida hacia el equilibrio y la tranquilidad.

Conclusión

En resumen, para todos los casos mencionados en este post será importante nutrirnos a base de alimentos naturales, frescos, de cercanía y de temporada, con el fin de reducir al máximo los aditivos y los productos ultraprocesados. El grado de influencia de estos alimentos sobre el funcionamiento del sistema digestivo y del ecosistema intestinal es aún objeto de estudio. Por último, si pudiésemos permitirnos aumentar el consumo de alimentos ecológicos estaremos reduciendo, al mismo tiempo, la ingesta de restos de pesticidas u otros tóxicos.

Para más dudas contacta con nuestra nutricionista.

Autora del blog Eco-nutrición, sobre nutrición y dietética.

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